En cuanto a los lavabos y sanitarios, lo ideal sería disponer de unos servicios destinados al personal de la clínica y otros destinados a los pacientes. Esto dependerá, obviamente, del espacio disponible dentro de nuestra clínica y el volumen de pacientes que esperamos acoger. En cualquier caso, cuando estos baños están destinados a nuestros pacientes, deberán ubicarse en las zonas de tránsito y estar debidamente señalizados. Aquellos destinados al personal sanitario, sin embargo, deberán colocarse en las zonas restringidas.

Lo más importante en estos espacios es contar con unas normas básicas de higiene. Es preciso disponer de jabón de manos líquido con dispensador, de secador eléctrico o papel desechable para secarse las manos y un inodoro con dispensador de salvainodoros desechable.

Los lavabos, por su parte, deberán situarse a una altura de unos 80 centímetros del suelo y preferiblemente deberán estar suspendidos para facilitar el acceso apacientes con minusvalías o niños. También aconsejamos que los grifos sean de activación eléctrica, es decir, que se activan de forma automática al acercar las manos, minimizando la aparición de microorganismos y evitando los consumos excesivos de agua.

Es recomendable, además, que los servicios cuenten con un sistema de ventilación, ya sea a través de ventanas o mediante un sistema aspirador o perfumador. Y, como en el resto de la consulta, se deberá mantener una limpieza diaria para una higiene adecuada.

En cuanto a los suelos, aconsejamos utilizar materiales antideslizantes y que faciliten la limpieza de los mismos. En las paredes lo ideal será un alicatado hasta el techo, con el fin de contribuir a su limpieza y proporcionar una imagen de limpieza mayor. Por último, recomendamos dividir la zona del lavabo y la del inodoro mediante una puerta que disponga de pestillo para asegurar la intimidad e independencia de los pacientes.